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Gramática.
La gramática es el conjunto de reglas del lenguaje que regulan el uso de una lengua determinada, tanto como la composición y organización sintáctica de las oraciones. También se denomina gramática a la ciencia que se dedica al estudio general de estos elementos. El término proviene del griego grammatiké o “arte de las letras”.
Generalmente, el término gramática se aplica solo a los aspectos sintácticos y morfológicos de la lengua, pero es común que también involucre elementos léxicos, semánticos e incluso fonético-fonológicos. Cada lengua posee su gramática propia, dotada a su vez de una lógica propia, es decir, su manera de organizar los signos lingüísticos y, por ende, de organizar la realidad.
La gramática como campo de estudio ocupó a los filósofos de la antigüedad clásica como Sócrates y Aristóteles, aunque el primer tratado de gramática griega como tal fue obra de Crates de Malos en el siglo II a. C.
Luego, durante el medioevo, el modelo de estudio gramático imperante fue el del Ars grammatica de Elio Donato, del siglo IV. Fue reemplazado en 1492 por la primera Gramática castellana, obra de Antonio Nebrija, una vez que el latín había dado paso a sus lenguas descendientes, como son el español, el francés, el italiano, el catalán, el gallego y el portugués, entre otros.
Tipos de gramática
Los principales enfoques de estudio de la gramática son los siguientes:
- Gramática prescriptiva o normativa. Como su nombre lo indica, parte de un ideal y un sentido de lo correcto en el idioma, para sugerir a sus hablantes el modo adecuado o recomendable de formular y organizar sus oraciones.
- Gramática descriptiva. A diferencia de la anterior, no juzga como “correcta” o “incorrecta” la manera en que distintos hablantes hacen uso del idioma, sino que aspira a comprender cómo es el uso real de las normas del idioma dentro de una comunidad o unas comunidades determinadas.
- Gramática tradicional. Se trata del conjunto histórico de documentos e ideas heredadas de civilizaciones anteriores en torno a lo que la gramática es.
- Gramática funcional. Aspira a ser una gramática general del lenguaje natural, o sea, un conjunto de normas básicas aplicables a diferentes idiomas dotados de gramáticas distintas.
- Gramáticas formales. Se llaman así a las gramáticas abstractas, que pueden aplicar su lógica a lenguajes no verbales, como los lenguajes de programación informáticos.
Partes de la gramática
La gramática comprende cuatro ramas o partes claramente diferenciadas, que atienden a aspectos distintos del idioma. Éstas son:
- Fonética. La que se ocupa del ordenamiento de los sonidos que componen las palabras, así como sus cambios de realización dependiendo de su posición específica o de su contexto gramatical.
- Morfología. La que se ocupa del modo de construcción de las palabras, es decir, de la manera en que juntamos sus raíces o fragmentos principales, dotados de significado léxico, con otros fragmentos que modulan, cambian o determinan el significado final de lo dicho.
- Sintaxis. La que se ocupa de la organización interna de la oración, de acuerdo a una lógica secuencial establecida en las leyes gramaticales y en la lógica del idioma.
- Semántica. La que se ocupa del significado de las palabras y de su rol dentro del conjunto de dinámicas y patrones que constituyen una lengua.
Niveles de la gramática
Así como hay ramas o partes de la gramática, éstas determinan los niveles de análisis gramatical, esto es, a cuáles de dichas ramas le prestamos atención a la hora de observar o estudiar la lengua. Por ejemplo:
- Nivel sintáctico-morfológico. De la combinación de la morfología y la sintaxis nace la morfosintaxis, que es la aproximación al lenguaje verbal desde un punto de vista formal-funcional, o sea, de la manera en que las palabras se construyen y se organizan para formar una cadena hablada dotada de un significado lógico.
- Nivel léxico-semántico. A este nivel sólo nos importa el significado y su correlación con las palabras, o lo que es lo mismo, el modo en que una palabra puede remitir a diferentes sentidos o viceversa.
- Nivel fonético-fonológico. Por su parte, a este nivel nos ocuparemos de los sonidos que componen la lengua, esto es, de los sonidos y los signos que empleamos para representarlos.
- Nivel pragmático. A este nivel nos ocupamos de la lengua en su contexto comunicativo, tomando en cuenta elementos y usos que no son canónicos, o sea, no están contemplados en las “normas” gramaticales del idioma, pero que sirven de apoyo a la hora de expresar sus contenidos.
Oración.
En gramática y sintaxis, se denomina oración a un conjunto ordenado y lineal de palabras, que expresan en su totalidad una información completa y reconocible. Se trata de la unidad más pequeña del discurso, la cual constituye un enunciado autónomo, es decir, una proposición lógica que incluso si la sacamos de su contexto, continuará expresando una información.
La oración es una de las estructuras del lenguaje verbal que más se ha estudiado a lo largo de la historia de la lingüística, desde distintas aproximaciones, tanto morfosintácticas como semánticas y fonológicas, dado que es una estructura común a todos los idiomas. Sin embargo, y como es lógico, la forma y la entonación de las oraciones puede variar significativamente de una lengua a otra.
Además, así como las palabras juntas componen una oración, habitualmente en los textos las oraciones juntas componen un párrafo, que sería una unidad mucho mayor de sentido, abarcando un número variable de enunciados.
Características de las oraciones
En general, las oraciones se caracterizan por:
- Se trata de una estructura lineal, jerarquizada, compuesta por un número finito de palabras.
- Según la gramática tradicional, se compone normalmente de un sujeto (quien realiza o sobre quien recae la acción) y un predicado (la acción realizada y su contexto). Sin embargo, es posible que en algunos casos el sujeto no esté explicitado.
- En la mayoría de los sistemas de escritura, se la reconoce usualmente por comenzar con una letra mayúscula y culminar con un punto, rasgos que denotan que es una unidad de sentido cerrada en sí misma.
Partes de la oración
Es posible identificar en las oraciones, en general, nueve distintas partes o tipos de componentes, que se diferencian en sus respectivas categorías gramaticales (o tipos de palabras):
Sustantivos.
Son las palabras empleadas para nombrar el mundo, ya que poseen sustancia (de allí su nombre). Pueden ser propios (o sea, nombres, como “Juan” o “Francia”) o comunes (términos más generales, como “muchacho” o “piedra”).
Adjetivos.
Palabras que acompañan a los sustantivos y nos indican algunos de sus rasgos de sentido, ampliando o acotando su significado. Pueden ser adjetivos que aportan un sentido específico (calificativos), como “feo” o “azul”; o un sentido de pertenencia (posesivos), como “suyo” o “nuestra”; o que expresen una relación (relacionales), como “internacional” o “político”; o que simplemente aclaren a quién nos referimos (demostrativo), como “ese” o “aquella”, entre otros.
Artículos.
Otro tipo de acompañantes del sustantivo, que también nos aclaran información respecto a él, pero en términos mucho más simples y de importancia gramatical: género, número y determinación. Así, los artículos en español son nueve:
Los artículos determinados.
Se usan cuando el sustantivo es conocido o específico, y son: el (masculino, singular), la (femenino, singular), lo (neutro, singular), los (masculino, plural) y las (femenino, plural).
Los artículos indeterminados.
Se usan cuando el sustantivo es desconocido o inespecífico, y son: un (masculino, singular), una (femenino, singular), unos (masculino, plural) y unas (femenino, plural).
Pronombres.
Son comodines gramaticales que sustituyen a los sustantivos y nos permiten no tener que repetirlos constantemente, haciendo el lenguaje más eficaz. Pueden ser de distinto tipo: personales (“yo”, “tú”, “nosotros”, etc.), demostrativos (“ése”, “aquellos”, “ésta”, etc.), posesivos (“mío”, “tuyo”, “suyo”, etc.), entre otras categorías posibles.
Verbos.
Palabras que expresan y describen las acciones, y que siempre van conjugados en las oraciones, o sea, van en concordancia de persona y número con el sujeto. Además, expresan un tiempo y un modo en que ocurre la acción, de manera tal que sepamos por su estructura de qué exactamente estamos hablando. Son ejemplos de verbo “hablar”, “caminaría”, “nadaremos”, “asumirá” o “fuese”.
Adverbios.
Son palabras modificadoras de los verbos (o de otros adverbios u adjetivos), cuyo rol es modular o caracterizar el modo en que ocurren las acciones de la oración. Son ejemplos de adverbios: “muy”, “bien”, “jamás” o “lentamente”.
Conjunciones.
Palabras que tienen un sentido gramatical únicamente, y que sirven para juntar otras palabras o incluso oraciones, tendiendo un puente lógico entre ellas. Por ejemplo: “y”, “o”, “pero”, “sino”.
Preposiciones.
Palabras dotadas de un sentido relacional, es decir, que no poseen en sí mismas un significado, sino que expresan una relación entre otras palabras, que puede ser más o menos específica. Son ejemplo de preposiciones: “de”, “para”, “sobre”, “contra”, “por”, etc.
Debemos notar que esta distinción sujeto-predicado no siempre calza a la perfección para todas las oraciones. Existen oraciones impersonales, en las que no hay un sujeto lógico, y existen otras cuyo sujeto es tácito, o sea, existe, pero no está explicitado.
Además, las oraciones de estructura más compleja como “¿Qué se ha hecho Laura en el cabello?” van en contra de este orden exacto, ya que el sujeto está inmerso en información del predicado.
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Uso del sujeto
Sujeto y predicado
El enfoque tradicional de la oración la comprende como la suma de un sujeto, o sea, alguien que lleva a cabo o sobre quien recae la acción expresada por la oración, y un predicado, que es propiamente la acción y sus contextos y circunstancias. Así, toda oración se compone, por compleja que sea, por estas dos estructuras, que la dividen en dos.
El sujeto.
Aquella entidad sobre la cual recae la acción o bien que la ejecuta, y que suele hallarse preguntando al verbo “¿quién?” o “¿qué?”. Debe tener un núcleo, esto es, la palabra sobre la cual recae la mayor carga de sentido, y que será un sustantivo o un pronombre que ocupa su lugar. Por ejemplo, en la oración “El pobre Juan siembra porotos en la huerta”, nuestro sujeto será “El pobre Juan” (y el núcleo será “Juan”).
Uso del predicado
El predicado.
Una vez hallado el sujeto, el resto de la oración será predicado. Esto es, la acción descrita y todos sus acompañamientos contextuales o gramaticales. Igualmente, el predicado debe tener un núcleo, que en este caso será el verbo principal de la oración. Por ejemplo, en la oración “El pobre Juan siembra porotos en la huerta”, el predicado será “siembra porotos en la huerta” (y el núcleo será “siembra”).
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